Por Aday del Sol Reyes
La crisis de los 90 y el llamado período especial en Cuba truncaron el desarrollo de un sólido movimiento gráfico que surgió a partir de 1960, con publicaciones impresas que han resistido contra viento y marea hasta la actualidad (Palante, Dedeté y Melaíto).
La crisis de los 90 y el llamado período especial en Cuba truncaron el desarrollo de un sólido movimiento gráfico que surgió a partir de 1960, con publicaciones impresas que han resistido contra viento y marea hasta la actualidad (Palante, Dedeté y Melaíto).
Hoy podemos hablar de cierta reanimación con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, donde afloran algunos espacios que abren sus puertas a talentos de la gráfica en la Isla y que permiten a los artistas dar a conocer sus obras mundialmente. Precisamente sobre este tema, el presente y futuro del humorismo gráfico cubano, Cubasí conversó con Ramiro Zardoya Sánchez (Zardoyas), joven caricaturista premiado en varios eventos nacionales e internacionales y amante de «un humor que utiliza el símbolo, el gesto, que intenta hablar sin decir nada».
-¿Cómo llegaste al humorismo gráfico?
-Al humorismo estoy ligado desde lejos como todo ciudadano del mundo contemporáneo que desde chico revisa los «dibujitos» de la prensa diaria o cualquier otra publicación, y un poquito más porque de veras creo que le prestaba especial atención. Quizás me acerqué más cuando en el 2003, siendo estudiante del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI) y ratón de las galerías de La Habana, me tropecé con la exposición de Tonel «Los héroes de Vaiconur» por sugerencia de Caridad Blanco. Esto me hizo pensar que había un humor que no se restringía en técnica, en estilo, en concepción a los marcos del dibujo de prensa. Me entusiasmó de sobremanera y me llevó a conocer la obra de creadores como Ares, Ajubel, Lázaro Saavedra, Topor, Steinberg y El Roto, además de publicaciones que fueron estandartes como El Pitirre, Dedeté, y más contemporáneas como Monográfico.
-En tu condición de presidente de la Asociación de Humoristas e Historietistas, ¿cómo valoras la calidad de las obras que concursaron en esta XVII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico y qué importancia le confieres a estos encuentros?
-A juzgar por las estadísticas, podría parecer un evento de humor internacional no muy popular, pero creo que ha sido una de las mejores bienales que se han celebrado en los últimos años, sobre todo si miramos la calidad de las obras en concurso y el número de firmas reconocidas incluidas. Juri Cosobukin, por poner un ejemplo, el humorista que más premios internacionales ha ganado en la historia de los salones de humor contemporáneos, más de 300. El jurado también fue de lujo: entre otros incluía a Ángel Boligán, el cubano con más premios internacionales en el ámbito. Se podría decir también que la Bienal, más que un salón competitivo, con el protocolo habitual de los premios, la muestra en concurso y demás, es un foro de debate e intercambio de ideas, proyectos y hasta un lugar donde sencillamente se encuentran nuevos amigos con la pasión común por el humor gráfico. Se acercaron muchas personas que no participaban en concurso, incluso que viajaron desde países lejanos solo para olfatear. En esta ocasión hubo más exposiciones colaterales a la Bienal, un total de 13, con un alto grado de organización, como fue el caso de la organizada por Ares, «Consumo Gusto», o la organizada por Caridad Blanco, «La Ubre del Humor».
-El proyecto La Ubre, de La Calle del Medio, que llevas junto a Arístides Hernández (Ares) es un espacio que se abre a la búsqueda de jóvenes talentos del arte gráfico. ¿Qué te ha aportado a ti?
-En esencia me ha permitido, con la compañía de Ares, contar con un espacio para la nueva generación, incluso para los no tan jóvenes que no tenían dónde publicar. Todo un laboratorio de gráfica donde le damos oportunidad también a plumas un tanto verdes que con la presión de la publicación hemos visto madurar. No se puede dejar de mencionar la voluntad expresa de La Calle del Medio y de su director Enrique Ubieta, que nos cede en cada número las páginas centrales, aun teniendo sus detractores, quizás esperando un humor más tradicional o de jajajajaja, o por considerar el espacio demasiado experimental, con una lectura de no tan fácil entendimiento en ocasiones, para una publicación que pretende llegar a un público heterogéneo.
-¿Por qué crees que no se explota al máximo el humor gráfico contemporáneo en los medios digitales?
-En Cuba no se explota mucho, en el mundo sí, y bastante, desde la publicaciones de humor gráfico que solo existen en la web, hasta creadores que trabajan expresamente para sitios donde las obras son concebidas desde un inicio para este fin, y no como suele ocurrir en Cuba, que se utilizan refritos de los impresos. Las razones, varias, por falta de promoción de los mismos artistas, e incluso en muchos casos descoordinación entre las partes, y en otros hasta falta de sensibilidad por parte de los editores, diseñadores, directores, etc., hacia la gráfica. Hasta desencuentros por no considerar en muchos casos a la gráfica un trabajo, el cual, además de que debe ser remunerado y respetado el derecho del autor, en ocasiones es usurpado tranquilamente aprovechando la magia del copia y pega.
-¿Qué perspectivas tienen con el sitio Tinta Cubana que nació en la XVII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico?
-Es una propuesta para reagrupar a los dibujantes humorísticos cubanos, que actúe como dossier de alta actualización para el uso de las publicaciones cubanas impresas y digitales. Incluso se quiere que llegue a ser la opinión gráfica de Cuba al mundo. Si en este preciso momento accedemos a Google a investigar qué pasa con el humor gráfico cubano, somos sencillamente invisibles.
-El proyecto La Ubre, de La Calle del Medio, que llevas junto a Arístides Hernández (Ares) es un espacio que se abre a la búsqueda de jóvenes talentos del arte gráfico. ¿Qué te ha aportado a ti?
-En esencia me ha permitido, con la compañía de Ares, contar con un espacio para la nueva generación, incluso para los no tan jóvenes que no tenían dónde publicar. Todo un laboratorio de gráfica donde le damos oportunidad también a plumas un tanto verdes que con la presión de la publicación hemos visto madurar. No se puede dejar de mencionar la voluntad expresa de La Calle del Medio y de su director Enrique Ubieta, que nos cede en cada número las páginas centrales, aun teniendo sus detractores, quizás esperando un humor más tradicional o de jajajajaja, o por considerar el espacio demasiado experimental, con una lectura de no tan fácil entendimiento en ocasiones, para una publicación que pretende llegar a un público heterogéneo.
-¿Por qué crees que no se explota al máximo el humor gráfico contemporáneo en los medios digitales?
-En Cuba no se explota mucho, en el mundo sí, y bastante, desde la publicaciones de humor gráfico que solo existen en la web, hasta creadores que trabajan expresamente para sitios donde las obras son concebidas desde un inicio para este fin, y no como suele ocurrir en Cuba, que se utilizan refritos de los impresos. Las razones, varias, por falta de promoción de los mismos artistas, e incluso en muchos casos descoordinación entre las partes, y en otros hasta falta de sensibilidad por parte de los editores, diseñadores, directores, etc., hacia la gráfica. Hasta desencuentros por no considerar en muchos casos a la gráfica un trabajo, el cual, además de que debe ser remunerado y respetado el derecho del autor, en ocasiones es usurpado tranquilamente aprovechando la magia del copia y pega.
-¿Qué perspectivas tienen con el sitio Tinta Cubana que nació en la XVII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico?
-Es una propuesta para reagrupar a los dibujantes humorísticos cubanos, que actúe como dossier de alta actualización para el uso de las publicaciones cubanas impresas y digitales. Incluso se quiere que llegue a ser la opinión gráfica de Cuba al mundo. Si en este preciso momento accedemos a Google a investigar qué pasa con el humor gráfico cubano, somos sencillamente invisibles.
Quizás te encuentres después de mucho buscar, el blog de fulano o el de mengano. Sin embargo, podemos encontrar sitios bien estructurados en Brasil, Irán, Siria.
-¿Cómo valoras el futuro del humorismo gráfico en Cuba?
-Soy optimista y creo que con un pasado tan brillante a nivel mundial, el futuro no puede ser menos. Todo depende de nosotros mismos.
-¿Es acertado decir que en tu obra defiendes un humor conceptual?
-Me gustaría más la palabra simbólico que conceptual. Me siento modesto heredero de un humor que utiliza el símbolo, el gesto, que intenta hablar sin decir nada. Que deja el camino abierto a las interpretaciones de cuantos espectadores existan.
-¿Trabajas en algún proyecto de animación?
-¿Cómo valoras el futuro del humorismo gráfico en Cuba?
-Soy optimista y creo que con un pasado tan brillante a nivel mundial, el futuro no puede ser menos. Todo depende de nosotros mismos.
-¿Es acertado decir que en tu obra defiendes un humor conceptual?
-Me gustaría más la palabra simbólico que conceptual. Me siento modesto heredero de un humor que utiliza el símbolo, el gesto, que intenta hablar sin decir nada. Que deja el camino abierto a las interpretaciones de cuantos espectadores existan.
-¿Trabajas en algún proyecto de animación?
-Mi otra obsesión es la animación. Conformo con mi esposa el proyecto Producciones Cucurucho. Hemos logrado ya siete cortos de animación, desde guiones de ficción hechos por nosotros mismos hasta spots para la televisión.
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