En esta isla de poetas debe ser difícil antologar las mejores poesías de más de dos siglos de literatura. De hecho, antologar siempre es difícil, en tanto deviene un ejercicio de bien precisas exigencias académicas.
Mucho más fácil es seleccionar, pues aquí uno escoge para uno mismo, sin tener que dar demasiadas explicaciones. Eso hizo José Lezama Lima en Una fiesta innombrable. Las mejores poesías cubanas hasta 1960.
El libro es, decididamente, una selección. Estaba apuntada en una agenda que encontró Roberto Pérez León en la montaña de libros de la biblioteca del autor de Paradiso, “un manuscrito que venía a textualizar, de manera precisa, el registro de las preferencias de Lezama en la poesía cubana desde los inicios hasta Orígenes”. La Antología de la poesía cubana, preparada por José Lezama Lima en 1965, concluía con José Martí. El autor tenía sus razones: “Si continuo en este siglo —le escribía a su hermana Eloísa—, tengo que llegar a nuestros días y esa es una materia muy polémica sobre la cual es difícil hacer juicio. Toda razón de prudencia me aconsejaba detenerme en Martí(…) Si no cuánto poetilla me hubiera zaherido al ver que no lo incluía”.
Pero en la selección que descubrió Pérez León se animó a entrar en el siglo XX y llegar a sus contemporáneos, quizás porque nunca esperó verla publicada.
Ediciones Unión la ofrece ahora, en una cuidadosa edición de Jesús David Curbelo y Misael Verdazco, pródigamente ilustrada por José Mederos Sigler, Mederox.
La de Roberto Pérez León ha sido una labor paciente y minuciosa. En primer lugar, completó la lista de poemas, pues Lezama no había especificado textos de los últimos cinco poetas escogidos: Cintio Vitier, Eliseo Diego, Fina García Marruz, Fayad Jamís y Roberto Fernández Retamar.
Por otro lado, junto a una buena cantidad de poemas publicó notas y comentarios escritos por Lezama sobre sus autores (la mayoría entresacados de libros de ensayos y de la citada Antología… de 1965), que ofrecen una peculiar mirada sobre la evolución de la lírica cubana.
Habrá, de acuerdo, poetas “olvidados” por Lezama. Pero lo cierto es que su selección puede presumir de abarcadora. Hay aquí textos de José María Heredia, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Luisa Pérez de Zambrana, Plácido, Juan Clemente Zenea, José Martí, Julián del Casal…
También de Regino Boti, Zacarías Tallet, Dulce María Loynaz, Emilio Ballagas, Regino Pedroso, Nicolás Guillén, el propio Lezama, Virgilio Piñera, Gastón Baquero… hasta llegar a los 45 autores y más de un centenar de poemas.
Una fiesta innombrable… es una selección exquisita y documentada dentro de un paisaje que se nos antoja demasiado arduo. Confiando en la enciclopédica cultura de su autor, en su inmensa sensibilidad, disfrutaremos de lo mejor de la poesía cubana en dos siglos verdaderamente pródigos.
Por: Yuris Norido
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