¿Cómo y cuándo quitar la libreta? Esta pregunta se la hacen muchos, entre ellos los jubilados. Lo que sí está claro para todos es que nunca será de golpe y porrazo, como desean a todas luces los enemigos de la Revolución para hacerse de un asidero en su política anticubana.
Como quiera que se mire, la libreta de abastecimiento con la que los cubanos compramos varios alimentos a precios superbajos mensualmente, es una carga enorme para el Estado, la cual difícilmente se puede mantener en medio de las realidades de la economía nacional e internacional, además de tener efectos negativos, entre otros, en la esfera laboral del país.
Las noticias de la espiral de los ya muy elevados precios de los alimentos y de materias primas en el mercado mundial son cada día más alarmantes.
En las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular a fines de 2010, Marino Murillo, vicepresidente del Consejo de Ministros, dijo que la canasta familiar normada le cuesta actualmente a Cuba mil 016 millones de dólares, lo cual multiplicado por 25, aplicando la tasa de cambio de la moneda libremente convertible en Cuba, son 25 mil 692 millones de pesos, pero los consumidores solo cubren este gasto en tres mil pesos.
Por tanto, hay 22 mil 521 millones que el Estado tiene que subsidiar, además del costo que genera la cadena de transportación, almacenamiento y la distribución, gastos que no van al costo que se paga por cada producto adquirido.
¿Cómo y cuándo quitar la libreta? Esta pregunta se la hacen muchos, entre ellos los jubilados. Lo que sí está claro para todos es que nunca será de golpe y porrazo, como desean a todas luces los enemigos de la Revolución para hacerse de un asidero en su política anticubana.
El presidente Raúl Castro, en el informe central al VI Congreso del Partido, que lo eligió su Primer Secretario, fue preciso:
"En Cuba, bajo el socialismo, jamás habrá espacio para las "terapias de choque" en contra de los más necesitados y que son, tradicionalmente, los que apoyan a la Revolución con mayor firmeza".
La libreta desaparecerá cuando las condiciones económicas y productivas lo permitan y siempre prevalecerá, tal y como se ha reiterado, y sin lugar a dudas, el principio de que ningún cubano quedará desamparado.
Los jubilados lo saben y pueden vivir con su modesta pensión que le brinda el haber trabajado más de 40 años en una institución estatal y con la que hasta ahora hace frente a los alimentos básicos del mes.
Más de 11 millones 200 mil cubanos, sigue cada mes comprando por unos 15 pesos aproximadamente, (unos 0.60 centavos de dólar) la canasta familiar en la tienda cercana a su casa, y el resto del valor se carga al presupuesto estatal.
Saben conscientemente que la libreta, la querida y a veces vilipendiada libreta, le crea cierta seguridad, pero las realidades de la actual coyuntura nacional y mundial demuestran lo necesario de cuidar la economía del país, que es cuidar la existencia de todos nosotros.
De eso se trata.
(Por Lucilo Tejera Díaz, especial de la AIN)
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