Jorge Legañoa Alonso
Apenas se le vio entrar enla plaza Cacique Hatuey , cargada por manos baracoesas, una lluvia de aplausos cayó sobre ella. Más de 500 años lleva en estas tierras de las aguas. De nombre sencillo, pero de un valor cultural e histórico innegable, la “Cruz de Parra” es un símbolo identitario de Baracoa y desde la víspera, Monumento Nacional y tesoro de la nación cubana.
Por ser la única que se conserva de las 29 colocadas por Cristóbal Colón, por haberse demostrado su autenticidad, y que su madera es oriunda de esta región; y por estar Baracoa cumpliendo sus 500 años de fundada,la “Cruz de Parra” baracoesa es Monumento Nacional y presidió la misa católica por el medio milenio de la ciudad.
“La devoción de muchos arrancó fragmentos, pero ella está esencialmente con nosotros. (…) Es de todo el pueblo cubano”, afirmó el doctor Eusebio Leal, historiador de La Habana, al comunicar al pueblo baracoense la decisión de la dirección de Patrimonio Nacional.
Leal agregó que la Cruz “es también de Guantánamo. Está al cuidado de todo el pueblo baracoano, pero particularmente de su comunidad cristiana, de su iglesia parroquial mayor y de su prelado” y terminó con un ¡Viva Baracoa! que arrancó de los presentes un sonado grito de ¡Viva!
La Cruz, colocada el 1ero de diciembre de 1492 en estas costas de Cuba
ha sido conservada hasta la actualidad en la iglesia parroquial de Baracoa y es considerada la más antigua reliquia histórico-religiosa del llamado encuentro de las culturas europea y nativa.
“Asentó una cruz grande a la entrada de aquel puerto que creo llamó Porto Santo, sobre unas peñas vivas”, escribiría Bartolomé de las Casas de aquel día, el cuarto después de su arribo a tierras baracoesas. Años después fue hallada por Diego Velázquez y sus colonizadores a su llegada a Baracoa para fundar la primera de las
villas cubanas.
Su autenticidad quedó demostrada por estudios realizados por la doctora Raquel Carreras por encargo especial de la dirección de Patrimonio Nacional. El Instituto Forestal de Bélgica demostró de manera irrefutable la antigüedad de la cruz.
Los estudios de datación radiocarbónica confirmaron la estructura celular de la madera que corresponde a la Coccoloba diversifolia, especie que aún puede ser contemplada en los montes secos y semicaducifóleos secos sobre suelos calizos que existen en estos lares de Cuba, lo cual demostró que Colón no trajo las cruces sino que fueron elaboradas con maderos isleños.
Apenas se le vio entrar en
Por ser la única que se conserva de las 29 colocadas por Cristóbal Colón, por haberse demostrado su autenticidad, y que su madera es oriunda de esta región; y por estar Baracoa cumpliendo sus 500 años de fundada,
“La devoción de muchos arrancó fragmentos, pero ella está esencialmente con nosotros. (…) Es de todo el pueblo cubano”, afirmó el doctor Eusebio Leal, historiador de La Habana, al comunicar al pueblo baracoense la decisión de la dirección de Patrimonio Nacional.
Leal agregó que la Cruz “es también de Guantánamo. Está al cuidado de todo el pueblo baracoano, pero particularmente de su comunidad cristiana, de su iglesia parroquial mayor y de su prelado” y terminó con un ¡Viva Baracoa! que arrancó de los presentes un sonado grito de ¡Viva!
La Cruz, colocada el 1ero de diciembre de 1492 en estas costas de Cuba
ha sido conservada hasta la actualidad en la iglesia parroquial de Baracoa y es considerada la más antigua reliquia histórico-religiosa del llamado encuentro de las culturas europea y nativa.
“Asentó una cruz grande a la entrada de aquel puerto que creo llamó Porto Santo, sobre unas peñas vivas”, escribiría Bartolomé de las Casas de aquel día, el cuarto después de su arribo a tierras baracoesas. Años después fue hallada por Diego Velázquez y sus colonizadores a su llegada a Baracoa para fundar la primera de las
villas cubanas.
Su autenticidad quedó demostrada por estudios realizados por la doctora Raquel Carreras por encargo especial de la dirección de Patrimonio Nacional. El Instituto Forestal de Bélgica demostró de manera irrefutable la antigüedad de la cruz.
Los estudios de datación radiocarbónica confirmaron la estructura celular de la madera que corresponde a la Coccoloba diversifolia, especie que aún puede ser contemplada en los montes secos y semicaducifóleos secos sobre suelos calizos que existen en estos lares de Cuba, lo cual demostró que Colón no trajo las cruces sino que fueron elaboradas con maderos isleños.
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