El técnico en informática australiano Nik Cubrilovic condujo pruebas que muestran que cuando te desconectas de Facebook, en vez de borrar las «cookies» que realizan un rastreo de los usuarios, el sitio solamente las modifica, manteniendo información de la cuenta y otras señas únicas que pueden ser usadas para identificarte mientras navegas en la red.
Como si fuera una estrategia sofisticada de espionaje a través de informantes, cada vez que entras a una página que tiene un botón o widget de Facebook, tu navegador envía de regreso detalles de tus movimientos a Facebook, alimentando a esta red social de 800 millones de personas de valiosísimos datos de comportamiento en la red –una especie de gigantesco focus group furtivo.
«La única solución es borrar todas las cookies de Facebook en tu navegador o usar un navegador separado para tus interacciones con Facebook», advierte Cubrilovic.