Teniente Coronel, Sonia Rubio, directora del Guato, la cárcel de mayor capacidad de mujeres en Cuba |
La prensa nacional y foránea acreditada en Cuba visitó este martes algunas prisiones de la Isla.
En el recorrido los
periodistas tuvieron acceso al interior de los centros de mayor seguridad
como es el caso del Combinado del Este y la prisión de mujeres del Guatao. Así
como a centros de Estudio y Trabajo y para jóvenes por conducta como La Lima y
San Francisco de Paula, respectivamente. Estos últimos sin cercas, rejas
o candados en ninguna de sus instalaciones.
Claro, que estos lugares no
rayan en la perfección, son centros penitenciarios donde rige una estricta disciplina. Pero, en Cuba, por el
contrario a lo que preconizan las campañas mediáticas contra la Isla, no es
mediante el castigo, la tortura o el maltrato psicológico que se logra el
cambio humano sino a través de la cultura, el conocimiento, el deporte y el
trabajo.
El mejor ejemplo es que
existen hoy 27 095 internos que se encuentran incorporados al estudio en los
diferentes niveles de enseñanza y se capacitan además de forma voluntaria y en
todas las prisiones en algún oficio mediante cursos o a pie de obra.
Los cursos de superación van
desde la enseñanza técnico profesional hasta la superior.
Las estadísticas del 2011 recogen que 3 244 presos se incorporaron a la
instrucción escolar, 2 956 fueron capacitados en oficios y un total de 6 031 se
incorporaron al trabajo.
En cuanto a los derechos
humanos de los reos, la prensa pudo constatar a través de entrevistas a los
sancionados que tienen garantizadas las tres comidas, un puesto médico y una
consulta de estomatología en cada prisión. La frecuencia de la visita de los
familiares, el pase y el derecho a los pabellones conyugales o familiares está
en dependencia del tipo de centro (prisiones de mayor seguridad o centros de estudio y trabajo /Jóvenes por conducta).
Por otra parte, se garantiza
asistencia religiosa individual y colectiva a los reclusos que lo soliciten.
En las cárceles de mujeres las
embarazadas reciben atención médica y dieta alimenticia especial. Una vez que
paren permanecen al lado de sus niños durante el primer año de vida, aseguró la Teniente Coronel, Sonia Rubio, directora del Centro Penintenciario de Mujeres del Guato.
Esta prisión, con
capacidad para 500 mujeres, tiene además
reclusas de otros 8 países por el
delito de tráfico de drogas. Los funcionarios del Ministerio del Interior
explicaron a la prensa que se les permite en las celdas un refrigerador y una
cocina por sus diversas costumbres alimenticias, aunque si lo desean tienen
derecho a asistir al comedor como el resto de las reclusas.
Asimismo, las
autoridades penitenciarias aseguran que la cifra de mujeres presas es
mucho menor que la de los hombres al ser en todo el país un poco menos de 4
000. Un 85 porciento de ellas logran reinsertarse a la sociedad después de
cumplir las sanciones, en su gran mayoría por los delitos de
estafa, malversación y robo con fuerza, este último casi siempre
acompañadas por un hombre.
Quizás las cárceles cubanas no
han sido evaluadas por ninguna comisión internacional de Amnistía Internacional
o La Cruz Roja, pero después de lo que la prensa escuchó de boca de los
reclusos y lo que vio con sus propios ojos en el interior de las prisiones
demuestra que Cuba en materia de derechos humanos tiene mucho que enseñar al
mundo.
Comisiones internacionales de este tipo tienen trabajo pendiente, como preocuparse por los 130 presos que desde
principios de abril de este año mantienen una huelga de hambre en la prisión de
Guantánamo, en protesta por las duras condiciones disciplinarias. Ellos viven
en barracones, se les prohibe practicar su religión y se les niegan los libros
sagrados para sus oraciones.
El gobierno de Estados Unidos
viola, irónicamente en territorio cubano, los derechos humanos de estos
reclusos bajo la egida de la injusta ley norteamericana de Defensa Nacional del
2012 que permite mantener en arresto indefinido a personas “sospechosas” de
colaborar en actos contra el país.
Fotos: Aday del Sol
Cárcel de mujeres del Guatao |
Durante una clase en la prisión de mujeres del Guatao |
Las aulas de la prisión de mujeres del Guatao |
Las aulas de la prisión de mujeres del Guatao |
Una de las aulas de la prisión de mujeres del Guatao |
La cocina de la prisión de mujeres del Guatao. Las reclusas cocinan su propia comida |
Las embarazadas en la prisión de mujeres del Guatao |
En el Centro de Jóvenes por Conducta san Francisco de Paula |
Un joven de 19 años lee en la bibliteca. Centro de Jóvenes por Conducta San Francisco de Paula |
Caminando hacia los dormitorios después de las clases. Centro de Jóvenes por Conducta San Francisco de Paula |
Durante una clase en el Centro de Jóvenes por Conducta San Francisco de Paula |
Aprendiendo oficios |
En la visita de sus familiares |
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