Por Aday del Sol Reyes
Bruno Rodríguez y John F. Kerry se estrecharon las manos ante una multitud de cámaras fotográficas |
Este lunes 20 de julio Cuba realizó la ceremonia de inauguración de su embajada en Washington. En los próximos días, Estados Unidos hará lo mismo en La Habana, después de 54 largos años de interrupción de las relaciones diplomáticas entre ambos países
.
“Es grande el desafío porque nunca ha habido relaciones normales entre
los Estados Unidos de América y Cuba pese a un siglo y medio de intensos
y enriquecedores vínculos entre los pueblos”, expresó el canciller cubano Bruno Rodríguez.
Es inmenso el desafío y el momento ideal para repasar algunos de los elementos que dieron lugar a lo que los expertos llaman el comienzo de un histórico proceso hacia la normalización de las relaciones.
Entre los factores desencadenantes de este contexto bilateral , obligatoriamente, habría que mencionar la presión regional de América Latina y el Caribe, el fracaso de la política internacional de Estados Unidos contra Cuba, que solo le generó aislamiento en la región, la resitencia del pueblo cubano durante todos estos años y el interés de Estados Unidos de reposicionarse al interior de la Isla para tratar de inflluenciar en la sociedad.
Un nuevo enfoque de enfrentamiento
En este minuto estamos viviendo- norteamericanos y cubanos- un período de transición en el que inevitablemente se arrastran problemas del pasado (que no se pueden borrar de un pestañazo) con algunos cambios importantes.
Entre los rasgos que caracterizan este período está la nueva etapa que deben construir ambas naciones y el nuevo enfoque (de naturaleza más sutil y enfocado mayormente hacia las telecomunicaciones) de enfrentamiento con que algunos en Washington pretenden cumplir sus objetivos en Cuba.
Objetivos que, desgraciadamente, siguen apuntando a derrocar el sistema social, político y económico cubano. Las propias palabras de la secretaria de Estado de EE.UU adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson en La Habana lo corroboran: "El propósito del cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba es promover una mayor apertura de la isla, con más derechos y libertades, y empoderar al pueblo cubano”.
Al parecer empoderarnos tiene que ver con inmiscuirse en nuestros asuntos y sistema social a través de financiamientos a programas subversivos contra Cuba. Durante la administración de Obama se han aprobado nada más y nada menos que 139, 3 millones de dólares.
El periodista norteamericano Tracey Eaton en su blog The Along the Malecon, publicó que el pasado 11 de junio el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes de EEUU aprobó un proyecto de ley que asignaría 17,5 millones dólares para programas de “libertad en Internet” en la mayor de las Antillas.
La TV y Radio Martí, aunque son ilegales en materia de comunicaciones, se siguen transmitiendo con alternativas para llevar sus contenidos noticiosos hacia internet, memorias, el llamado paquete y sitios fantasmas. Y como si fuera poco para el 2016 piden al gobierno 30 millones.
No por gusto Bruno ratificó este 20 de julio en su discurso la voluntad de Cuba de avanzar hacia la normalización de las relaciones con los Estados Unidos, con ánimo constructivo, pero sin menoscabo alguno a su independencia, ni injerencia en asuntos que pertenecen a la exclusiva soberanía de los cubanos.
El bloqueo, un asunto pendiente
Un aspecto de continuidad en esta etapa de transición es sin dudas la permanencia del bloqueo. Incluso después del 17 de diciembre, fecha en que Barack Obama y Raúl Castro anunciaron al mundo el comienzo de las conversaciones, Estados Unidos ha impuesto 42 multas que ascienden a 13 mil millones de dólares, debido a que aún el sistema bancario no está libre de sanciones.
Asimismo, continúa prohibido la venta a Cuba de equipos con más del 10 por ciento de componentes norteamericanos. Tampoco se ha autorizado el uso del dólar en Cuba ni a los bancos cubanos abrir corresponsalías en Estados Unidos.
Por otra parte, y aunque el bloqueo sigue ahí, las medidas de Obama y las prerrogativas que como presidente se puede tomar, también tienen su lado positivo. Tal es el caso de la posibilidad de comercio con el sector no estatal de la isla, las licencias que se aprobaron para 12 categorías en que los norteamericanos pueden viajar a la isla sin permiso previo y el aumento de la cifra de las remesas familiares: de 500 hasta 2000 al año, y sin límites para algunas cosas.
Si bien es cierto que aún no está permitido que los norteamericanos viajen por turismo, aquellos que lo hagan entre las condiciones permitidas ya pueden gastar el dinero que deseen en Cuba y llevarse de regreso hasta 400 dólares en productos cubanos sin excederse de los 100 dólares en tabaco y ron.
Es inmenso el desafío y el momento ideal para repasar algunos de los elementos que dieron lugar a lo que los expertos llaman el comienzo de un histórico proceso hacia la normalización de las relaciones.
Entre los factores desencadenantes de este contexto bilateral , obligatoriamente, habría que mencionar la presión regional de América Latina y el Caribe, el fracaso de la política internacional de Estados Unidos contra Cuba, que solo le generó aislamiento en la región, la resitencia del pueblo cubano durante todos estos años y el interés de Estados Unidos de reposicionarse al interior de la Isla para tratar de inflluenciar en la sociedad.
Un nuevo enfoque de enfrentamiento
En este minuto estamos viviendo- norteamericanos y cubanos- un período de transición en el que inevitablemente se arrastran problemas del pasado (que no se pueden borrar de un pestañazo) con algunos cambios importantes.
Entre los rasgos que caracterizan este período está la nueva etapa que deben construir ambas naciones y el nuevo enfoque (de naturaleza más sutil y enfocado mayormente hacia las telecomunicaciones) de enfrentamiento con que algunos en Washington pretenden cumplir sus objetivos en Cuba.
Objetivos que, desgraciadamente, siguen apuntando a derrocar el sistema social, político y económico cubano. Las propias palabras de la secretaria de Estado de EE.UU adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson en La Habana lo corroboran: "El propósito del cambio de política de Estados Unidos hacia Cuba es promover una mayor apertura de la isla, con más derechos y libertades, y empoderar al pueblo cubano”.
Al parecer empoderarnos tiene que ver con inmiscuirse en nuestros asuntos y sistema social a través de financiamientos a programas subversivos contra Cuba. Durante la administración de Obama se han aprobado nada más y nada menos que 139, 3 millones de dólares.
El periodista norteamericano Tracey Eaton en su blog The Along the Malecon, publicó que el pasado 11 de junio el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes de EEUU aprobó un proyecto de ley que asignaría 17,5 millones dólares para programas de “libertad en Internet” en la mayor de las Antillas.
La TV y Radio Martí, aunque son ilegales en materia de comunicaciones, se siguen transmitiendo con alternativas para llevar sus contenidos noticiosos hacia internet, memorias, el llamado paquete y sitios fantasmas. Y como si fuera poco para el 2016 piden al gobierno 30 millones.
No por gusto Bruno ratificó este 20 de julio en su discurso la voluntad de Cuba de avanzar hacia la normalización de las relaciones con los Estados Unidos, con ánimo constructivo, pero sin menoscabo alguno a su independencia, ni injerencia en asuntos que pertenecen a la exclusiva soberanía de los cubanos.
El bloqueo, un asunto pendiente
Un aspecto de continuidad en esta etapa de transición es sin dudas la permanencia del bloqueo. Incluso después del 17 de diciembre, fecha en que Barack Obama y Raúl Castro anunciaron al mundo el comienzo de las conversaciones, Estados Unidos ha impuesto 42 multas que ascienden a 13 mil millones de dólares, debido a que aún el sistema bancario no está libre de sanciones.
Asimismo, continúa prohibido la venta a Cuba de equipos con más del 10 por ciento de componentes norteamericanos. Tampoco se ha autorizado el uso del dólar en Cuba ni a los bancos cubanos abrir corresponsalías en Estados Unidos.
Por otra parte, y aunque el bloqueo sigue ahí, las medidas de Obama y las prerrogativas que como presidente se puede tomar, también tienen su lado positivo. Tal es el caso de la posibilidad de comercio con el sector no estatal de la isla, las licencias que se aprobaron para 12 categorías en que los norteamericanos pueden viajar a la isla sin permiso previo y el aumento de la cifra de las remesas familiares: de 500 hasta 2000 al año, y sin límites para algunas cosas.
Si bien es cierto que aún no está permitido que los norteamericanos viajen por turismo, aquellos que lo hagan entre las condiciones permitidas ya pueden gastar el dinero que deseen en Cuba y llevarse de regreso hasta 400 dólares en productos cubanos sin excederse de los 100 dólares en tabaco y ron.
Las noticias del deshielo entre Cuba y Estados Unidos ha sido aceptada positivamente por el pueblo estadounidense. Así lo demuestran las12 encuestas, que se han realizado en lo que va de año y el incremento en un 50 porciento de los viajes de norteamericanos a la isla.
¿Qué viene ahora?
No cabe dudas que a partir de este 20 de julio, Barack Obama pasará a la historia como el presidente norteamericano que modificó la política hacia Cuba y restableció las relaciones diplomáticas, aunque para lograrlo tuvo que negociar con la revolución cubana y Raúl Castro.
Incluso muchos piensan que los cambios económicos y políticos que desde el 2011 se aplican en cuba bajo la batuta de Raúl, sin prisa y sin pausa, incidieron en la decisión de Obama. No podemos olvidar que Cuba siempre estuvo dispuesta a conversar con Estados Unidos.
Por lo pronto para los cubanos todo sigue igual (con las mismas necesidades y preocupaciones cotidianas). Nada ha cambiado en nuestra realidad del día a día aunque se haya izado la bandera cubana en Washington y el secretario de Estado John F. Kerry asegurara, ante las cámaras y el mundo, que Estados Unidos solo pretende, con este acercamiento diplomático, eliminar barreras y "ayudar" al pueblo cubano.
El tiempo dirá si la ayuda viene sin condiciones y si las barreras que hoy se eliminan no están destinadas a convertirse en cadenas.