viernes, 8 de agosto de 2014

Cuba: Cuando no se quiere no se puede



Por: Aday del Sol Reyes

No sé si es calor o si con la edad me estoy volviendo más exigente y peleona, pero desde hace varios meses siento que por los menos en La Habana casi nada funciona bien, casi nadie mueve un dedo si la tarea no es asignada y controlada desde arriba (desde las más altas esferas). 


Un salidero, una fosa que recorre toda una calle  o latones de basura desbordados pueden estar varias semanas en un barrio  de La Habana sin que los organismos encargados se inmuten.  La gente afectada y desesperada  se queja  a las instituciones pertinentes, lo denuncian en las reuniones y asambleas del barrio, pero en pocas ocasiones ven su problema resuelto.


Solo cuando se denuncia en la televisión,  se les ordena desde el más alto nivel o se publican cartas en el periódico Granma ofrecen explicaciones o mejor dicho justificaciones.  Es como si los directivos de muchas instituciones estatales solo ofrecieran el servicio que por obligación deben dar al pueblo  bajo presión u amenaza y no simplemente porque es su objeto social.


Un ejemplo concreto de la indolencia que percibo fue lo ocurrido ayer en mi cuadra (H entre 23 y 21) cuando el pésimo chofer que manejaba un camión de mudadas  chocó contra un poste de electricidad y dejó sin luz a todos los que allí vivimos.  Esto sucedió minutos después que el accidente de la céntrica calle 23 cuando un P9 también arremetió contra otro poste, dejando sin luz gran parte de la concurrida avenida. 


Las cámaras de la televisión captaron este último accidente, incluso fue emitido en el Noticiero de las 8 de la noche, según me contaron.  Un carro de la empresa eléctrica llegó inmediatamente al lugar de los hechos y devolvió la luz de la calle 23, sin embargo no pudo atender otra queja a solo dos cuadras de allí. 


Aún cuando muchos ancianos llamaron reiteradamente a la empresa eléctrica pidiendo ayuda y apelando a la solidaridad humana (nosotros que somos expertos en eso),  aún cuando les pidieron que pensaran en las altas temperaturas de estos días y lo que significa dormir una noche sin ventilador. La respuesta fue: La rotura ya está registrada, mañana a las 10 a.m. se envía un camión.


Y así fue. La indolencia una vez más se impuso. La caída del campo socialista, el período especial o el férreo bloqueo yanqui contra nuestra Isla no influyeron en nada con esta decisión. Todos en mi cuadra durmieron o mal durmieron bajo "tortura". 


Hoy cerca de las 10 de la mañana el camión llegó y los operarios de la empresa eléctrica solucionaron el problemilla en menos de 10 minutos. 

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